Mujeres y música antes, durante y después de la Movida madrileña

    Como muy acertadamente escribió James Brown en 1966, “este es un mundo de hombres” (irónico que lo dijese uno, por cierto). Lo cierto es que no se equivocaba. No importa la situación, la disciplina artística, el contexto. El mundo siempre ha sido de ellos. Hoy vengo a hablar precisamente de uno de los momentos históricos en lo que eso debería haber cambiado: la Movida madrileña. Pero no voy a hablar de los Nikis, de Farmacia de guardia, de Loquillo, de Hombres G o de Javier Gurruchaga (que no os recomiendo que busquéis si no queréis tener pesadillas. He avisado). Aquí hemos venido a hablar de ellas. De las que se sirvieron de la Movida para liberarse, para poder dar un paso al frente y realizarse profesionalmente. Desde luego, no todas sobrevivieron a una España que no estaba preparada para según qué cosas, pero sí lo hicieron en la historia de nuestra historia musical. 



La Movida madrileña 

    Vale. Igual es muy obvio hablar de un movimiento cultural – o contracultural, según se mire – que, se supone que todo hijo de vecino conoce. Pero si el champú necesita instrucciones, creedme, más de uno seguro que necesita esta introducción. 

    La Movida madrileña es frecuentemente definida como un movimiento contracultural surgido en Madrid durante los primeros años de la Transición, y que se extendió temporalmente hasta mediados de los 80, así como geográficamente a otras provincias con el nombre genérico de “la Movida”. 

    Con la Movida madrileña ocurrió un poco como con las edades de la Historia. Un señor no se acostaba en la época medieval y se despertaba en la Edad Moderna, pero en algún momento había que poner el corte. El evento considerado como pistoletazo de salida de la Movida fue el concierto homenaje a José Enrique Cano Leal Canito, batería y cantante del grupo Tos, que posteriormente y con la incorporación de Pedro Antonio Díaz se convertiría en Los Secretos (los de Déjame y Ojos de gata). El evento tuvo lugar en la Escuela de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid en febrero de 1980. 

    A partir de aquello, el resto es historia que vamos a repasar en las próximas líneas. Incluso la historia que no sale en la tele, en los documentales ni en la mente de la mitad de nuestros padres. 


Las GRANDES precursoras

    Allá por la década de 1950 comenzó a gestarse el star system folclórico español: un grupo de mujeres que, en pleno régimen franquista que imponía como fin último de la vida de la mujer casarse y tener hijos, cometían actos de auténtica rebeldía recorriendo el mundo, casándose y divorciándose las veces que quisieran y teniendo independencia económica. Si añadimos que casi todas tenían un origen humilde, está claro que todo cuanto consiguieron fue sólo fruto de la persistencia (Berta Gómez Santo Tomás).

    Lola Flores (1923 – 1995) es, con diferencia, el mayor exponente de aquel grupo. La Faraona cantaba en 1951 el conocidísimo ¡Ay pena, penita, pena! Un año después, inició una gira por Latinoamérica y Estados Unidos. Sería el New York Times el que acuñase en una de sus crónicas sobre Lola de España (sí, el título de “de España” existió antes de Rosa. Que lo sepáis) la sonada frase: “No canta ni baila, pero no se la pierdan”. Precisamente, fue en esa década en la que se produjo la consolidación definitiva del mito.

    Tras su segunda gira por el sur del continente americano y después de varios romances bastante sonados con futbolistas de la época, contrajo matrimonio con Antonio González El Pescailla. Del matrimonio nacerían Lolita (Sarandonga, etc), Antonio (que en paz descanse, y cuyo talento como compositor llegó demasiado tarde) y Rosario (Mi gato, Al son del tambor), afianzándose así una larga saga de artistas, probablemente la más famosa de España. Además de música, espectáculo y legado familiar, Lola Flores nos regaló varias de las frases más icónicas de nuestra cultura popular, tales como: 

-“¿Sabes por qué yo estoy guapa? Porque el brillo de los ojos no se opera” 

-“Hasta en el infierno hay que tener amigos” 

-“¿Quién no se ha dado un pipazo con una amiga?” 

-“No soy mujer de ir a misa ni nada porque el Evangelio me lo sé” 

-“Si me queréis algo, irse” 

  


 

Si Lola Flores era La Faraona, Rocío Dúrcal (1944 – 2006) era la Diva de Divas. Dúrcal comenzó su carrera en el cine, y de ahí dio el salto al mundo de la canción. Si bien sus primeros discos eran recopilatorios de canciones de películas en las que participaba, pronto recibió las alabanzas de la crítica nacional, comenzando a labrarse una carrera que, sin duda, la hizo eterna. Su presencia, elegancia y característica voz para la ranchera la encumbrarían como la Reina de la Ranchera

    Su carrera puede dividirse en dos periodos, separados por el nacimiento de sus hijos Carmen, Antonio Fernando y Sheila (quien sí ha seguido la estela de su madre como cantante, adoptando el apellido artístico de la misma). Fue, no obstante, en su vuelta al espectáculo donde se consolidó no sólo aquí sino también en Latinoamérica, convirtiéndose en la artista española con más discos vendidos en el extranjero. Tan volcada estuvo en su carrera que grabó su último disco en 2004, cuando el cáncer de útero que le habían detectado tres años antes se había extendido a los pulmones. El espectáculo debía continuar. 

    El reconocimiento que tenía fuera de nuestro país se hizo aún más patente cuando, tras su fallecimiento, el Mariachi Real de Jalisco despidió a la cantante con el tema Las Golondrinas en el Parque Cementerio de La Paz. La mitad de sus cenizas siguen descansando en la Basílica de Guadalupe, en México. 



    No podemos cerrar este apartado sin hablar de La Más Grande. Rocío Jurado (1944 – 2006) se mudó a Madrid con sólo 14 años para introducirse de lleno en el mundo de los tablaos para el que legalmente era menor (entonces, había que tener 16 años para poder cantar en uno). Rocío revitalizó el mundo de la copla en la década de los 60, que empezaba a perder vigencia. No obstante, su popularidad internacional le llegaría gracias a inclinarse por un repertorio melódico, de balada romántica. Alternaba la bata de cola con suntuosos vestidos de noche, lo que en la época le valió comentarios de todo tipo, aunque los mejores destacaban sin duda su audacia. 

    De las dos décadas siguientes proceden Como una ola, Se nos rompió el amor… y quien diga que no conoce estas canciones, miente. Miente mucho. La fama internacional de la Jurado sólo fue en aumento, y como prueba de ello, dos datos: en 1985 fue invitada a cantar en la Casa Blanca, delante del entonces presidente Ronald Reagan (si eso no grita “FAMA” no sé qué mas puede hacerlo). Su fallecimiento mereció un artículo en la página web de Billboard. 



    Por concluir con esta parte, dejo aquí otros nombres de aquel star system folclórico del que pocas artistas viven aún: Marifé de Triana, Estrellita Castro, Carmen Sevilla, La Paquera de Jerez, Sara Montiel, Gracita Morales, Concha Piquer… 


Estallido y revolución (femenina y feminista) 

    La Movida no dejó indiferente a nadie. Absolutamente a nadie. Sacudió por completo a esta nuestra sociedad española que, muy lentamente, se desenquistaba 40 años de dictadura (socialmente hablando, claro). Las mujeres, por fin, vieron que aquel star system se desmoronaba – en el mejor de los sentidos – y que cualquiera de ellas podía disfrutar de sus derechos más básicos como el resto de las pocas privilegiadas de antaño, y que mejor forma de hacerlo que con música, delante de todo el país y cantando lo que les daba la gana, básicamente. 

    Por supuesto, si pensamos en el binomio música – mujer en los 80, un inconfundible nombre se nos viene a la mente: Alaska. Es innegable que si algún nombre sobresale por encima de cualquier otro si hablamos de ellas, es el suyo. Sólo tres años antes del pistoletazo de salido oficial del movimiento, Olvido Gara, Nacho Canut, Carlos Berlanga, Fernando Márquez, Manolo Campoamor y Enrique Sierra formaron Kaka de Luxe, donde Alaska tocaba la guitarra. De aquella primera formación punk salió Murciana marrana, tema principal de Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (Pedro Almodóvar, 1980) y cuya letra no voy a reproducir porque nos podrían tirar el artículo por obscenos. Pero como me gusta el riesgo, dejaré sutilmente algún que otro verso, y ya sacáis vosotros conclusiones: 

Te quiero porque eres sucia, 

guarra, puta y lisonjera, 

la más obscena de Murcia 

y a mi disposición entera” 




    En 1979 y tras la disolución del grupo, algunos de sus antiguos miembros (entre los que estaba Alaska) formaron Alaska y los Pegamoides. El primer gran éxito de la nueva formación, con Alaska a la cabeza, fue Horror en el hipermercado (las letras de aquella época no tenían demasiado sentido, pero como algunas de reggaetón hoy en día. Hay cosas que no cambian). En 1982 se publicó Grandes éxitos, álbum del que formó parte su mayor y más exitoso single Bailando. Durante toda esta etapa, la estética del grupo pasó del pop al punk y lo gótico. 



    La Movida comenzó a morir a mediados de la década de los 80, no así la trayectoria de Alaska en el mundo de la música ni esta sección, ya que aunque ella fue sin duda icónica, otras formaron parte de aquella revolución femenina durante los primeros años de democracia. 

    El nombre de Ana Curra quizá no os suene a muchxs, y es comprensible. Entre la disolución de Kaka Deluxe y la formación de los Pegamoides, Ana se incorporó a la formación como teclista y encargada de la caja de ritmos. La afinidad que desarrolló con Alaska fue tal que llegaron a componer varias canciones juntas para el grupo. Sus looks evolucionaron desde una estética de los años 50 hasta convertirse (según varios medios) en la reina del punk en España. Ana Curra, al igual que hacían la mayoría de artistas de la época, formó dos grupos paralelos con Eduardo Benavente, ello hasta el fallecimiento de éste en un accidente de coche en 1983. 



Y después de la Movida, ¿qué? 

    Bienvenidos a las mejores décadas de la música (opinión personal, que conste). Los 80 y los 90 estuvieron fuertemente marcados por una revolución ya vaticinada por el periodo anterior, muy punki y muy rockera (popera también, pero eso lo dejamos para otro día). Si las mujeres en la Movida habían dicho “¡Hola! Estamos aquí”, en esta época gritarían algo así como “¡Si no os gustamos os jodéis!”. 

    Aunque nos vamos a centrar en España vale la pena señalar que, a modo de contextualización, comenzaron a surgir entonces muchísimas artistas y bandas femeninas más allá de nuestras fronteras. Solo por mencionar a algunas: Texas, Blondie, Patti Smith, The Go Go’s, The Cranberries (¿algo más icónico que Dolores O’Riordan cubierta de oro representando el martirio de San Sebastián? No lo creo) … 

    Para hablar de mujeres míticas en la escena musical española del momento, hay que empezar con las Vulpes. La carrera de estas chicas duró menos que la de Màxim Huertas como Ministro, pero no fue menos que icónica. En 1983 sacaron su primer (y único) single, Me gusta ser una zorra, el cual interpretaron en el popular programa Caja de Ritmos, que se emitía en horario infantil y servía como escaparate de la actualidad musical del momento. Se ve que lo de la Transición lo llevábamos regular, porque entre las protestas por parte del ABC, del Partido Demócrata Popular y la querella del Fiscal General del Estado, el programa se vio obligado a cerrar, el director del mismo a dimitir y las Vulpes decidieron disolverse. Como ya sabemos que me gusta el riesgo y antes de que dejéis esto para buscar la letra de la canción, ya os dejo yo por aquí un par de estrofas y las declaraciones de una de las integrantes después de semejante pifostio nacional: 


"Prefiero masturbarme, yo sola en mi cama,                                    

antes que acostarme con quien me hable del mañana.                         

Prefiero joder con ejecutivos,                                                               

que te dan la pasta y luego vas al olvido"  

[...]                                         

"Dejando ahora mi profesión,

te pido un deseo de todo corazón,

quiero meter un pico en la polla

a un cerdo carroza llamando Lou Red"

«Nos gusta ser como somos y pensamos que a nadie debe escandalizar que digamos que nos masturbamos, porque eso es natural, eso lo hace todo el mundo. Es más fuerte poner películas violentas u obligar a niños a seguir determinado tipo de religión» 




¿Las Vulpes? Unas visionarias. Nada más que decir, señoría  


    Nos vamos adentrando en los 90, y con ello en la última etapa de este recorrido. Los cuatro últimos grupos de los que vamos a hablar, aun no siendo exclusivamente femeninos, tienen en común el liderazgo vocal de mujeres. 

    Los Romeos se formó a finales de los 80 en Castellón, producto de la disolución de otros dos grupos. Su cantante, Patrizia Escoin (que bien podría ser la hija de Eva Amaral y Najwa Nimri. ¿Que no me creéis? Buscad una foto), sigue en activo. Los Romeos grabaron tres discos y se convirtieron en uno de los grupos más icónicos y conocidos del panorama nacional de todos los tiempos. 



    Tahúres Zurdos se formó un año antes en Navarra. La banda, liderada por Aurora Beltrán, estuvo 17 años en activo y cosechó algunos éxitos. Se separaron finalmente en 2004 con nueve discos grabados. 



    Dover. Si sois millenials conocéis a Dover y habréis escuchado Let Me Out en radios y recopilatorios de éxitos españoles hasta la saciedad. Con Cristina Llanos como vocalista, el grupo supo adaptarse al paso del tiempo y a las nuevas corrientes de los años 2000 hasta su disolución definitiva en 2016.



    Amaral, formado en 1992 en Zaragoza por Eva Amaral y Juan Aguirre, no ha dejado de cosechar éxitos. La inconfundible voz de Eva forma ya parte de la memoria colectiva española en temas tan, tan, tan, tan (¿he dicho ya “tan”?) conocidos como Sin ti no soy nada, Marta, Sebas, Guille y los demás, El universo sobre mí… Tienen más canciones icónicas que yo años. Y siguen. 



Concluyendo… 

    Ellas. Todas ellas han contribuido a que las mujeres tengan, poco a poco, el hueco que se merecen en la industria musical de este país. A ellas les debemos, en mayor o menor medida, que podamos disfrutar de formaciones y solistas llenas de talento como Hinds, Cariño, Bely Basarte, Bad Gyal, Natalia Lacunza o Alba Reche. Todos los estilos posibles. Y todas las que están emergiendo y las que faltan por llegar. Ya es hora de que la música deje de ser un mundo de hombres. Es justicia.







(En orden: Bely Basarte, Natalia Lacunza, Cariño, Alba Reche, Bad Gyal, Hinds)


Os dejo una playlist con todos esos temazos que hemos ido (re)descubriendo. ¡Hasta la próxima!

Mujeres y música: la playlist

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