El ligón que espió




Hace poco me propuse ver todas las películas de la "saga" James Bond, saga de películas que lleva más de 60 años entre nosotros. Por eso pensé que, si lleva tantos años funcionando, será por algo. Hoy os voy a hablar de la primera etapa, con la que nació, la etapa en la que James Bond es encarnado por el famosísimo (en parte gracias a este papel), Sean Connery.


No he leído nunca una novela de Ian Fleming, creador de este peculiar espía, pero creo que el señor Fleming debía estar contento con las adaptaciones de sus novelas, pues varias fueron producidas estando él vivo y dando su consentimiento y supervisando en persona cada una de ellas. Esto, quieras que no, hace que cualquier adaptación mejore, en la mayoría de casos (aquí no se habla de Fantastic Beasts).


Digo esto porque lo primero que me vino a la cabeza viendo las primeras películas fue ese aire "pulp" que, me da la impresión, debe estar impreso en las novelas. Y cuando me refiero a "pulp" no lo digo de modo despectivo, de hecho, creo que es de sus mayores virtudes: no tener más pretensiones que ser una aventura en la que todo puede pasar, no importa lo rocambolesco que sea.





Sean Connery  parece ser consciente del estilo que quieren impregnar a la saga, pues, a pesar de ser un hombre atractivo y estar en forma, lo que representa Bond va mucho más allá, y Connery se lo cree. Y hace que tú también te lo creas. Me explico: cuando vemos a Bond en pantalla, vemos a un señor con un porte señorial, altivo, pero no tiene pinta de ser un luchador experto. Todo lo contrario, en algunos momentos piensas: "a este le puedo yo". 


Pero cuando llega el momento de las escenas de lucha, en las que no parece haber muchos dobles de acción —hasta que no hay un salto de un avión o alguien se prende en llamas—, vemos a Connery repartiendo tollinas  de manera bastante ortopédica y, aún así, lo compras, te lo crees, porque, como ya he dicho, Connery se lo cree.


A su vez, a pesar de, como ya he dicho, ser un hombre atractivo y esbelto, la manera de ligar del personaje es muy irreal, pero al estar tan bien metido en la narrativa conjunta, al final acabas cayendo en las garras de Bond, al igual que caen todas (TODAS) las mujeres que se cruzan por su camino. Y es de esto de lo que más quería hablaros hoy, pues como el título del artículo indica, lo que más pensaba viendo las películas de Connery era: "James Bond liga más que salva a Inglaterra".




Es aquí cuando entramos en terrenos farragosos, pues el papel de la mujer en toda esta primera etapa está relegado a ser el objeto de deseo del Agente 007. Y ellas están tan contentas. Incluso Monypenny, secretaria de M, el jefe del agente, a pesar de ser la única que parece un poco más empoderada, siempre juega el papel del flirteo cuando Bond está presente. Y es que parece que más que licencia para matar, Bond tiene licencia para seducir.

Uno de los casos más extremos que me vienen a la cabeza con este tema es el de la película You only live Twice (1967), la cual transcurre, en parte, en Japón. Toda su estancia en este país, Bond se la pasa en una especie de "spa y sauna" rodeado de japonesas en bikini que le satisfacen de todas las maneras posibles. Recuerdo especialmente la peli por lo incómodo que me dejó, pues hasta ese momento, el consentimiento estaba explícito y todas sus "conquistas" caían rendidas ante él de mejor o peor manera, pero queriendo, aunque este, luego, las tratase un poco regular (eufemismo de como una mierda). 



Desde entonces, empecé a notar que no solo era una saga machista, sino que también le pegaba fuerte al racismo, estereotipando personajes asiáticos o rusos (siempre los villanos), de maneras irrisorias. Es cierto que las películas siempre rozan la parodia, y que muchos de los temas que trata los hace a través del humor, pero en estos casos, y sabiendo en la época en las que estas historias fueron creadas, no me cabe duda de que la intención estaba muy por debajo de todo esto.


"disfrazado" de asiático

Pero a pesar de todo esto que os he contado, creo que la saga tiene mucho valor cinematográfico. El solo hecho de ser una saga tan longeva ya la convierte en histórica. A esto le añadimos todo el despliegue de medios con los que cuenta cada una de las entregas, con explosiones, barcos, coches, helicópteros y demás. Estoy seguro que gracias a estas películas, muchas escenas de acción de hoy día son posibles, pues tienen pinta de haber sido pionera en muchos aspectos del género. 



Aunque los personajes femeninos, como ya he contado, estén tratados bastante mal, siempre suelen estar interpretados por excelentes actrices, así como el resto de personajes secundarios y recurrentes de la saga. No solo eso, sino que los villanos también suelen ser actores de renombre en la época que solían acceder a participar para dar más renombre a las películas. 



Y como llevo diciendo un rato, Connery está espectacular en el papel, un papel hecho a medida y por el que creo que será recordado siempre. Tanto es así que, cuando se va por primera vez—sin contar la olvidable y burda Casino Royale (1967), con un pasadísimo Peter Sellers y un Woody Allen que no sabía dónde se encontraba—, en la película On Her Majesty's Secret Service (1969), y es sustituido George Lazenby, no solo es recuperado para la siguiente película, Diamonds are Forever (1971), sino que esta anterior, se dedican a referenciar al "otro" James Bond. De hecho, la escena que más me gusto de la película fue la primera, en la que Bond persigue a una chica, esta cae en peligro, él la salva, y ella huye de él, entonces Bond mira a cámara y dice: "Esto no le pasaba al otro", y entran los títulos de crédito.




Títulos de crédito que son, con seguridad, lo más destacado y recordado de toda la saga, y que me veo tentado a poneros cada uno de ellos, pero me limitaré a enseñaros uno e invitaros a que veáis el resto vosotros, pues no tienen desperdicio.



En estos momentos sigo con la saga, por la etapa de Roger Moore, y solo puedo decir que es el actor indicado para dar el relevo a Connery, pues tiene su aire y sus hechuras. Pero de eso ya os hablaré en el futuro.




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